lunes, 5 de agosto de 2013

historia de la princesa cenicienta

La Cenicienta es un personaje de un cuento de hadas de cuya historia hay varias versiones, orales y escritas. En el sistema declasificación de Aarne-Thompson, se adscribe al grupo de los cuentos folclóricos ordinarios (II), dentro de él, al de los ayudantes sobrenaturales (500 - 559), y en concreto al subtipo 510 A: el de la heroína perseguida.2
Una de las formas del cuento de la Cenicienta más conocidas en occidente es la del francés Charles Perrault, que escribió en 1697 una versión de la historia transmitida mediante tradición oral; la de Perrault se conoce con el título Cendrillon ou La petite pantoufle de verre(Cenicienta o El zapatito de cristal). Anterior a ella es la del italiano Giambattista BasileLa Gata Cenicienta (en italianoLa Gatta Cenerentola; en el original napolitanoLa gatta cennerentola), que bebe de la tradición juliana; en esa zona, se habla el napolitano, y en ese idioma está escrito el cuento de Basile.
En Alemania, la versión de la Cenicienta que forma parte de la colección de cuentos de hadas (Märchen) de los Hermanos Grimm Kinder- und Hausmärchen (Cuentos de la infancia y del hogar) es hasta ahora la más popular. La versión del año 1812 de los Hermanos Grimm varía sin embargo en muchos detalles de la francesa, lo que no es extraño si se toma en cuenta que cada país europeo tiene su propia tradición oral del personaje.
Disney realizó en 1950 una versión de la Cenicienta que se asemeja más a la de Perrault que a la de los Hermanos Grimm, razón por la que en América es la de Perrault la más conocida.
Éstos son algunos de los nombres del personaje en Europa:
Ilustración de Oliver Herford (1863 – 1935), inspirada en la versión de Perrault, para Childhood's Favorites and Fairy Stories (Historias preferidas y cuentos de hadas de la infancia): A Cenicienta se le aparece su hada madrina.
Ilustración de Gustave Doré para una edición de 1867 de los cuentos de Perrault.
Otra ilustración de Doré para la misma edición.
  • Griego: Σταχτοπούτα (Stajtopoúta)
  • Lenguas celtas:
  • Lenguas germánicas:
  • Lenguas bálticas:
  • Lenguas eslavas:
  • Lenguas ugrofinesas:
  • Vasco: Errauskine

  • Origen y desarrollo del argumento[editar · editar fuente]

    El arquetipo de la Cenicienta, al igual que muchos otros cuentos de hadas, tiene una gran historia. Es así que se encuentran los primeros rastros en los antiguos egipcios (la historia de Ródope), luego entre los romanos, en el Imperio Chino del siglo IX (del que queda como legado aún hoy en día el pequeño pie de Cenicienta) y en Persia a fines del siglo XII, en especial en la obra del año 1197 de Nezāmī Las Siete Bellezas (Haft Paykar; en persa, هفت پیکر), llamada también Bahram-Nama.
    Incluso entre los aborígenes de Norteamérica se encuentra el motivo de la Cenicienta.3 4
    El efecto y el relato de la Cenicienta son bastante complejos en la literatura, especialmente en el romanticismo alemáninglés,ruso y francés.
    En el simbolismo de la literatura internacional también se encuentran varios motivos con interesantes combinaciones similares a la Cenicienta europea, sobre todo en las obras de PushkinNovalisTieckBrentanoEichendorffE.T.A. HoffmannHans Christian AndersenTennysonWildeMallarméMaeterlinck y Hofmannsthal.
    Retrato de Hedwig Courths-Mahler en un sello postal de la República Federal Alemana.
    El tema de la Cenicienta lo tratan explícitamente Dietrich Grabbe en su Aschenbrödel de 1835 y Robert Walser en Die Insel (La isla) de 1901. El poeta ruso Yevgueni Shvarts escribió en los años 20 del siglo XIX un cuento de hadas con el títuloAschenbrödel. Los motivos principales de la historia son las palomas, los zapatos y las diferentes variantes del árbol. Las palomas son desde los tiempos de la Antigua Grecia las acompañantes tradicionales de Afrodita.5
    Si se reduce y banaliza el motivo principal del cuento de hadas presentándolo como la vida trágica de la heroína que espera el amor de un príncipe y se combina con la moral de que lo bueno siempre triunfa, se encontrarán varias "versiones" desarrolladas de la Cenicienta en la literatura trivial, especialmente en obras de Eugenia Marlitt y de Hedwig Courths-Mahler (1867 - 1950).

    La Cenicienta de Egipto[editar · editar fuente]

    El motivo de la Cenicienta pudo generarse en la antigüedad clásica. En ella, el personaje tiene el sobrenombre de Ródope (Ροδώπις, Rhodopis: mejillasrosadas).
    A menudo se considera la versión más antigua del relato la registrada por Estrabón en su obra Geografía (s. I). Sea de origen más antiguo o no, lo cierto es que se encuentra información sobre Ródope en las Historias de Heródoto, 5 siglos anteriores a la obra de Estrabón.
    Las distintas versiones sitúan la historia de Ródope en épocas distintas.

    La historia como cuento de hadas[editar · editar fuente]

    En una de sus formas de lo que hoy llamamos cuento de hadas, la historia de Ródope es como sigue:6
    Hace mucho tiempo, en el antiguo país de Egipto, allí donde el agua verde del Nilo se entrega al agua azul del Mediterráneo, vivía una muchacha que había nacido en Grecia, pero había sido raptada por unos piratas y llevada a Egipto, y allí había sido vendida como esclava. Su amo había resultado ser un buen hombre, ya viejo, que pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo a la sombra de un árbol. Por eso no se enteraba de que las otras muchachas de la casa, todas libres pero siervas, hacían mofa y befa de la extranjera porque era distinta. Ellas tenían el cabello liso y negro, y el de la otra era rubio y rizado. Ellas tenían ojos castaños, y la otra tenía ojos verdes. La piel de ellas tenía el fulgor del cobre, pero la otra era de piel pálida, que quemaba el sol con rapidez, y por eso la llamaron Mejillas Rosa. Además, le hacían trabajar mucho y la reñían todo el día: "Vé al río a lavar", "Arréglame la ropa", "Saca a los gansos del jardín", "Haz el pan"... Y los únicos amigos que tenía eran los animales. Había acostumbrado a los pájaros a que le comieran de la mano, a un mono a que se le sentara en el hombro, y el viejo hipopótamo dejaba el banco de barro para estar cerca de ella. Al acabar el día, si no estaba muy cansada bajaba a la orilla del río para estar con sus amigos los animales, y, si le quedaban fuerzas después del duro trabajo de toda la jornada, bailaba y cantaba para ellos.
    Un atardecer, mientras bailaba haciendo remolinos más ligera que el aire y apenas tocando el suelo con los pies, el viejo despertó y vio cómo bailaba. Tanto le gustó, que pensó que alguien con ese talento no debía estar sin calzado, así que mandó que le hicieran un par de sandalias muy especial, adornadas con oro rojo y con suelas de cuero, y las otras siervas, al vérselas, se pusieron muy celosas.
    Un día, llegó noticia de que el faraón se hallaba en Menfis, y todos los súbditos del reino estaban invitados. ¡Ay!: ¡qué ganas tenía de acudir con las otras siervas Mejillas Rosa, porque sabía que habría baile, canciones y muchos y deliciosos manjares! Cuando ya estaban a punto de irse, vestidas con sus mejores ropas, las otras siervas le mandaron más tareas que tendría que hacer antes de que volvieran ellas, y luego se alejaron por el río en una balsa y dejaron en tierra a la extranjera. La muchacha, mientras empezaba a lavar la ropa, se puso a entonar una triste cancioncilla: "Lava el lino, escarda el jardín, muele el grano..." Cansado ya de la cancioncilla, su amigo el hipopótamo volvió a zambullirse en el río, y a la lavandera el agua le salpicó el calzado. Ella en seguida se lo quitó, lo limpió y lo puso a secarse al sol. Mientras continuaba con sus tareas, notó como si se oscureciera el cielo, así que miró arriba y entonces vio un halcón que bajaba volando, se apoderaba de una de las sandalias y se la llevaba. Mejillas Rosa tuvo miedo, porque sabía que era Horus quien se la había llevado, así que se guardó la otra en la túnica y se fue de allí.7 8
    Amosis I, faraón del Alto y del Bajo Egipto, estaba sentado en el trono mirando a la gente congregada y tremendamente aburrido. Hubiera preferido ir en su carro por el desierto. De repente, llegó el halcón y le dejó caer la sandalia en el regazo. Asombrado pero sabiendo que se trataba de una señal de Horus, dio la orden de que todas las doncellas de Egipto habrían de probarse la sandalia, y la dueña sería su reina. Para cuando llegaron las siervas que habían ido en balsa, se habían acabado los festejos y el faraón había partido en su carro en busca de la dueña de la prenda.
    Tras buscar por tierra y no encontrar a la dueña del calzado, el faraón hizo traer su barca y empezó a recorrer el Nilo, aprovechando cada desembarcadero para que las muchachas del lugar pudieran probarse el calzado. Al llegar la barca cerca de la casa de Mejillas Rosa, todos oyeron el sonido del gong y el estruendo de las trompetas, y vieron las velas de seda púrpura. Las siervas de la casa corrieron al desembarcadero para probarse la sandalia, pero Mejillas Rosa se escondió entre los juncos. Al ver la sandalia, las siervas la reconocieron, pero sin decir palabra se esforzaron una tras otra por calzársela. El faraón vio a la muchacha escondida entre los juncos y le pidió que probase ella también. Mejillas Rosa salió de su escondite, se calzó la sandalia y sacó la que tenía guardada en la túnica. El faraón anunció entonces que ella sería su reina. Las otras siervas protestaron diciendo que era una esclava y que ni siquiera era egipcia. El faraón les contestó así:
    - Es la más egipcia de todos, pues sus ojos son verdes como el Nilo, su cabello tan plumoso como el papiro y su piel tan rosada como la flor del loto.

    La versión de Heródoto[editar · editar fuente]

    Heródoto cuenta que Ródope procedía de Tracia, que no vivió en la época de Micerino como se contaba, sino mucho después, y que era esclava de Yadmo (Ἰάδμον) de Samos.9 Como miembro de la casa de Yadmo, Ródope fue compañera de esclavitud de Esopo. Fue llevada a Egipto en la época de Amosis II, y fue liberada de la esclavitud por un hermano de Safo: Caraxo, que pagó por Ródope una gran suma de dinero.10 11 12 13 14

    La versión de Estrabón[editar · editar fuente]

    La historia transmitida por el geógrafo griego Estrabón es la de una cortesana de la colonia griega de Naucratis (Bajo Egipto).
    A una distancia de 40 estadios de Menfis, se halla la cima de una colina en la que hay muchas pirámides, tumbas de los reyes. Tres de ellas son considerables. Dos de estas últimas se cuentan entre las siete maravillas. Son de una altura de un estadio, y de base cuadrada. La altura es algo mayor que cada lado de la base. Una de esas dos pirámides también es algo mayor que la otra. En una de las caras, a una altura media, hay un bloque que puede extraerse. Si se hace así, se halla un inclinado pasadizo hasta la tumba. Las dos están próximas, y a un mismo nivel. Más adelante, a mayor altitud, se halla la tercera pirámide, mucho menor que las otras pero más cara en su construcción, pues desde los cimientos hasta más de media altura está hecha de piedra negra. Los morteros están hechos de esa misma piedra, traída desde muy lejos, ya que procede de las montañas de Etiopía, y, siendo dura y difícil de trabajar, la obra resulta muy costosa. Se dice que es la tumba de una cortesana, mandada hacer por sus amantes, y que el nombre de ella, según señalaba la poeta Safo, era Dórique.15 Era amante de Caraxo, hermano de Safo que comerciaba con vino de Lesbos llevándolo al puerto de Naucratis.10 Otros se refieren a esta cortesana con el nombre de Ródope. Se cuenta de ella la siguiente historia: estando tomando un baño, un águila arrebató una de sus sandalias a la sirviente que se las tenía y la llevó hasta Menfis. Allí, el rey estaba administrando justicia al aire libre, y el águila, cerniéndose sobre la cabeza del monarca, le dejó caer la sandalia en el regazo. El rey, conmovido por lo extraño del fenómeno y por la hermosura de la sandalia, mandó buscar por todo el país a la muchacha que la había calzado. Cuando fue hallada en Naucratis, fue llevada a Menfis, y el rey la hizo su esposa. A la muerte de ella, se la honró con la tumba nombrada antes.
    Estrabón: Geografía, XVII, 1, 33.
    τετταράκοντα δ᾽ ἀπὸ τῆς πόλεως σταδίους προελθόντι ὀρεινή τις ὀφρύς ἐστιν, ἐφ᾽ ᾗ πολλαὶ μέν εἰσι πυραμίδες, τάφοι τῶν βασιλέων, τρεῖς δ᾽ ἀξιόλογοι: τὰς δὲ δύο τούτων καὶ ἐν τοῖς ἑπτὰ θεάμασι καταριθμοῦνται: εἰσὶ γὰρ σταδιαῖαι τὸ ὕψος, τετράγωνοι τῷ [p. 1127] σχήματι, τῆς πλευρᾶς ἑκάστης μικρῷ μεῖζον τὸ ὕψος ἔχουσαι: μικρῷ δὲ καὶ ἡ ἑτέρα τῆς ἑτέρας ἐστὶ μείζων: ἔχει δ᾽ ἐν ὕψει μέσως πως μιᾶς τῶν πλευρῶν λίθον ἐξαιρέσιμον: ἀρθέντος δὲ σῦρίγξ ἐστι σκολιὰ μέχρι τῆς θήκης: αὗται μὲν οὖν ἐγγὺς ἀλλήλων ἐπὶ τῷ αὐτῷ ἐπιπέδῳ, ἀπωτέρω δ᾽ ἐστὶν ἐν ὕψει μείζονι τῆς ὀρεινῆς ἡ τρίτη πολὺ ἐλάττων τῶν δυεῖν, πολὺ δὲ μείζονος δαπάνης κατεσκευασμένη: ἀπὸ γὰρ θεμελίων μέχρι μέσου σχεδόν τι μέλανος λίθου ἐστίν, ἐξ οὗ καὶ τὰς θυΐας κατασκευάζουσι, κομίζοντες πόρρωθεν: ἀπὸ γὰρ τῶν τῆς Αἰθιοπίας ὀρῶν: καὶ τῷ σκληρὸς εἶναι καὶ δυσκατέργαστος πολυτελῆ τὴν πραγματείαν παρέσχε: λέγεται δὲ τῆς ἑταίρας τάφος γεγονὼς ὑπὸ τῶν ἐραστῶν, ἣν Σαπφὼ μὲν ἡ τῶν μελῶν ποιήτρια καλεῖ Δωρίχαν, ἐρωμένην τοῦ ἀδελφοῦ αὐτῆς Χαράξου γεγονυῖαν, οἶνον κατάγοντος εἰς Ναύκρατιν Λέσβιον κατ᾽ ἐμπορίαν, ἄλλοι δ᾽ ὀνομάζουσι Ῥοδῶπιν: μυθεύουσι δ᾽ ὅτι λουομένης αὐτῆς ἓν τῶν ὑποδημάτων αὐτῆς ἁρπάσας ἀετὸς παρὰ τῆς θεραπαίνης κομίσειεν εἰς Μέμφιν καὶ τοῦ βασιλέως δικαιοδοτοῦντος ὑπαιθρίου, γενόμενος κατὰ κορυφὴν αὐτοῦ ῥίψειε τὸ ὑπόδημα εἰς τὸν κόλπον: ὁ δὲ καὶ τῷ ῥυθμῷ τοῦ ὑποδήματος καὶ τῷ παραδόξῳ κινηθεὶς περιπέμψειεν εἰς τὴν χώραν κατὰ ζήτησιν τῆς φορούσης ἀνθρώπου τοῦτο, εὑρεθεῖσα δ᾽ ἐν τῇ πόλει τῶν Ναυκρατιτῶν ἀναχθείη καὶ γένοιτο γυνὴ τοῦ βασιλέως, τελευτήσασα δὲ τοῦ λεχθέντος τύχοι τάφου.
    Στράβων: Γεωγραφικά ιζʹ

    La versión de Claudio Eliano[editar · editar fuente]

    En su obra HistoriasClaudio Eliano también ofrecía el cuento de Ródope:
    Los relatos egipcios afirman que Ródope era una hermosísima cortesana, y que, en una ocasión en que estaba tomando un baño, Fortuna, muy dada a los hechos extravagantes e inesperados, le dio un premio que no era por su mente, sino por su hermosura, pues mientras se lavaba y sus dueñas vigilaban sus ropas, un águila bajó, se apoderó de una pieza de su calzado, la llevó hasta Menfis, donde Psamético estaba administrando justicia, y la dejó caer en el regazo del monarca. Psamético, maravillado tanto por la forma del calzado y la pulcritud de su factura como por la acción del ave, mandó buscar por todo Egipto a la mujer a la que pertenecía la prenda, y, cuando la encontraron, se casó con ella.
    Claudio Eliano: Historias, XIII, 33.
    Ῥοδῶπίν φασιν Αἰγυπτίων λόγοι ἑταίραν γενέσθαι ὡραιοτάτην. καί ποτε αὐτῆς λουομένης ἡ τὰ παράδοξα καὶ τὰ ἀδόκητα φιλοῦσα ἐργάζεσθαι τύχη προυξένησεν αὐτῇ οὐ τῆς γνώμης ἀλλὰ τοῦ κάλλους ἄξια. λουομένης γὰρ καὶ τῶν θεραπαινίδων τὴν ἐσθῆτα φυλαττουσῶν, ἀετὸς καταπτάς, τὸ ἕτερον τῶν ὑποδημάτων ἁρπάσας, ἀπιὼν ᾤχετο: καὶ ἐκόμισεν ἐς Μέμφιν δικάζοντος Ψαμμιτίχου, καὶ ἐς τὸν κόλπον ἐνέβαλε τὸ ὑπόδημα. ὁ δὲ Ψαμμίτιχος θαυμάσας τοῦ ὑποδήματος τὸν ῥυθμὸν καὶ τῆς ἐργασίας αὐτοῦ τὴν χάριν καὶ τὸ πραχθὲν ὑπὸ τοῦ ὄρνιθος προσέταξεν ἀνὰ πᾶσαν τὴν Αἴγυπτον ἀναζητεῖσθαι τὴν ἄνθρωπον, ἧς τὸ ὑπόδημά ἐστι: καὶ εὑρὼν γαμετὴν ἠγάγετο.
    Claudius Aelianus: Ποικίλη ἱστορία

    A modo de cronología[editar · editar fuente]

    Como se ve, la distancia temporal entre unos relatos y otros es grande, y se sitúa la historia en épocas distintas. Como orientación, pueden tenerse en cuenta estos personajes históricos y estas fechas:
    • Reinado de Micerinoca. 2514 a. C. -ca. 2486 a. C.
    • Reinado de Amosis Ica. 1550 a. C. - ca. 1525 a. C.
    • Reinado de Psamético Ica. 664 a. C. - ca. 610 a. C.
    • Vida de Safoca. 650 - ca. 580 a. C.
    • Reinado de Amosis II: 570 a. C. - 526 a. C.
    • Vida de Estrabónca. 63 d. C. - ca. 24 d. C.

    La Cenicienta china[editar · editar fuente]

    La forma china del cuento procede de los tiempos de la dinastía T´ang: 618 - 907 d. C. La historia se desarrolla en una época en la que un hombre podía estar casado con varias mujeres a la vez (poliginia).
    La miscelánea del siglo IX de Duan Chengshi (chino, 段成式; en pinyin, Duàn Chéngshì; en Wade-Giles: Tuan Ch'engshih; f. 863) Fragmentos varios de Youyang (en chino, 酉阳杂俎; en pinyin,Yǒuyáng Zázǔ) ofrece en su capítulo 21º una versión de lo que podemos llamar la Cenicienta china.18 El autor del libro señala que oyó el cuento a su sirviente Li Shiyuan, natural de lo que hoy es Nanning. La historia se desarrolla a finales del s. III a. C. Se desconoce la localización exacta, pero se considera que la zona de Guangxi es la más probable, y que el zapato perdido por la muchacha es llevado al rey de una isla.19 20 21
    El relato es como sigue:22
    Wu tiene dos esposas, y una hija con cada una de ellas. Una de sus esposas fallece, y su hermosa y buena hija queda en manos de la madrastra, cuya hija no es tan hermosa como la huérfana, a la que obliga la madrastra a hacer todas las tareas de la casa, de tal modo que la muchacha se convierte en sierva en su propio hogar. La obligan a calzar zapatos muy pequeños para que sufra más aún mientras se encarga de las peores tareas. Al quedársele así los pies pequeños, recibirá el apodo de Yeh Shen (Ye Xian, 叶限), que significa Pies de Loto.
    Un día, mientras trabaja, Pies de Loto encuentra en un estanque un hermoso pez parlante de oro y de ojos grandes que se convierte en su mejor amigo y compañero.23 El pez es la reencarnación de la madre de la muchacha, que fue muerta por la madrastra y por la hermana paterna.
    La madrastra disfruta tanto mortificando a Pies de Loto que idea un método eficaz para eliminar al animal: disfrazada con las ropas de su hijastra, se acerca al estanque y cuando el pez, confiado, asoma la cabeza, lo mata, lo descuartiza y después lo sirve para comer en la casa de Wu ante la mirada llorosa de Pies de Loto.
    Más tarde, una anciana sabia le dice a la desventurada muchacha que si pide un deseo ante las espinas del pez le será concedido por los espíritus, así que Pies de Loto esconderá los restos de su amigo en sitio donde no puedan encontrarlo su hermana paterna ni su madrastra.
    Un día de primavera, se celebra la fiesta del año nuevo, ocasión que aprovecharán los jóvenes del pueblo para encontrar a alguien con quien formar pareja. Pies de Loto quiere ir, pero la madrastra se lo niega para que la hija de ella, más fea y malvada, no se quede sin marido. Cuando Pies de Loto se queda sola, saca las espinas y pide ayuda a los espíritus, y entonces sus sucias ropas se transforman en un vestido azul celeste y en una capa hecha de plumas. Sus pies ahora calzan unos zapatos de oro macizo.
    Al llegar a la fiesta, Pies de Loto causa sensación: tanto, que la madrastra y su hija se acercan a ella para ver quién es, y la reconocen. Al darse cuenta, la hermosa muchacha sale corriendo y pierde uno de sus zapatos. Al llegar a casa, el vestido y la capa desaparecen, y las espinas del pez dejan de tener magia: el único recuerdo del baile es un zapato de oro.
    El otro zapato, el que se ha quedado en el lugar de la fiesta, es encontrado por un mercader, y éste se lo vende a un rey, quien, fascinado, decide encontrar a su reina, y hace un llamamiento para que todas las mujeres del reino se prueben el zapato de oro. Entre esas mujeres está la hermana paterna de Pies de Loto, que intenta engañar al rey mutilándose los dedos para que le quepa el pie en el zapato, pero el plan no acaba bien.
    Una noche, Pies de Loto se cuela en el palacio y recupera su prenda, pero los guardias la cogen y ni siquiera el rey cree que la criada sea dueña del zapato. Pero cuando la muchacha se pone los dos, sus harapos se convierten en las ropas de una reina, y el rey se enamora de ella y se casan.
    La madrastra y su hija son encerradas en una cueva hasta que una lluvia de piedras acaba con ellas.

    La Cenicienta vietnamita[editar · editar fuente]

    Los cuentos vietnamitas correspondientes son parecidos a los chinos.
    He aquí un ejemplo:24 25
    Hace mucho, mucho tiempo, un hombre que había perdido a su mujer vivía con su hijita Arroz Partido.26 24 Volvió a casarse, pero la nueva esposa era malvada. La niña se dio cuenta al día siguiente de la boda: había un banquete y venían muchos invitados, pero la madrastra la encerró en una habitación, y luego la niña tuvo que irse a la cama sin cenar.
    Tiempo después, la madrastra tuvo una hija a la que llamaron Paja de Arroz, porque tenía la piel morena. A partir de entonces, las cosas se pusieron peor aún para la pobre Arroz Partido: la madrastra contó a su esposo tantas mentiras sobre ella que él ya no quiso saber de su hija.
    - ¡Vé y quédate en la cocina y apáñatelas sola, niña revoltosa! - le dijo la madrasta, y luego la obligó a estar en un mísero rincón, y ahí era donde tenía que vivir y trabajar.
    Por la noche, la madrastra le daba una estera rota y una sábana hecha jirones. La niña tenía que fregar el suelo, cortar la leña, dar de comer a los animales, hacer la comida, lavar los platos y muchas cosas más. Le salían en la manos unas ampollas enormes, pero no se quejaba. La madrastra la mandaba al bosque a buscar leña esperando que las alimañas dieran cuenta de ella, y a buscar agua a sitios muy peligrosos para que se ahogase algún día.
    La pobre Arroz Partido trabajaba y trabajaba, y se le pusieron la piel renegrida y el pelo enredado. A veces, al verse reflejada en el agua, se asustaba de lo fea y lo oscura que era, y se lavaba y se peinaba con los dedos, y entonces sí que se veía guapa.
    Cuando se dio cuenta la madrastra de lo guapa que podía estar Arroz Partido, le tuvo más inquina que nunca y quiso hacerle más daño aún. Un día les dijo a ella y a su propia hija Paja de Arroz que fueran a pescar en el estanque del pueblo.
    - Sacad tantos peces como podáis. Si traéis pocos, estaréis castigadas y os iréis a la cama sin cenar.
    Arroz Partido sabía que lo decía por ella, porque a Paja de Arroz, que era la niña de sus ojos, no la iba a castigar, pero a ella siempre la castigaba todo lo que podía.
    En el estanque, Arroz Partido se aplicó a la tarea, y al atardecer tenía una cesta llena de peces. Pero Paja de Arroz se había pasado el día revolcándose en la hierba, tomando el sol, recogiendo flores silvestres, cantando y bailando. Cuando se dio cuenta de que se ponía el sol y tenía la cesta vacía, le dijo a Arroz Partido:
    - ¡Hermana, hermana!: ¡tienes el pelo lleno de barro! ¿Por qué no te das un chapuzón y te lo lavas? Si no, Madre te va a castigar.
    Arroz Partido le hizo caso, y Paja de Arroz aprovechó para cambiar de cesta los peces y volvió a casa a todo correr.
    Cuando se dio cuenta Arroz Partido, empezó a llorar llena de amargura. De repente, el cielo se hizo más limpio y las nubes más blancas, y en frente de ella se apareció, sonriente y vestido de azul, con una preciosa rama de sauce en la mano, el espíritu de la compasión.27
    - ¿Qué te pasa, querida niña? - le dijo el espíritu con una voz muy dulce.
    Arroz Partido le contó sus penas y después le dijo:
    - ¿Qué voy a hacer cuando llegue esta noche a casa? Estoy muerta de miedo: mi madrastra me va a castigar mucho, mucho.
    El espíritu le contestó:
    - Tu mala suerte se acabará pronto. Fíate de mí y alégrate. Ahora, mira en la cesta por si queda algo.
    Arroz Partido miró en la cesta y dio un gritito de sorpresa al ver un pececito con ojos dorados y aletas rojas. El espíritu le dijo que se llevara el pez a casa, que lo pusiera en el estanque que había detrás y que le diera de comer tres veces al día con lo que pudiera guardar de lo suyo.
    Arroz Partido dio las gracias al espíritu y le hizo caso. Cada vez que iba al estanque, el pez salía a la superficie para saludarla; pero si llegaba alguien más, no. La madrastra espiaba a la niña, y se dio cuenta de su extraño comportamiento. Se acercó al estanque para ver al pez, pero éste se fue a lo más hondo. Entonces mandó a la niña a buscar agua a una fuente muy lejana, se puso las ropas más harapientas de ella, fue al estanque y, al asomarse el pez, lo capturó, lo mató, se lo llevó a casa y se puso a guisarlo.
    Cuando volvió Arroz Partido, se acercó al estanque y llamó a su amigo. Llamaba y llamaba, pero solo se veía la superficie del agua lisa y ensangrentada. La niña agachó la cabeza y se puso a derramar lágrimas en el estanque.
    Entonces se le volvió a aparecer el espíritu de la compasión, y le dijo:
    - No llores, niña. Tu madrastra ha matado al pez, pero has de buscar las espinas y enterrarlas donde pones la estera para dormir. Cuando quieras algo, pídeselo a las espinas y lo tendrás.
    Arroz Partido le hizo caso y se puso a buscar las espinas por todas partes, pero no las encontraba.
    - ¡Co, co, co! - le dijo una gallina -. Dáme un poco de arroz entero y te diré dónde están las espinas.
    La niña le dio un puñado de arroz. La gallina se comió el arroz y luego le dijo:
    - ¡Co, co, co! Ven conmigo, que te llevo.
    La niña fue detrás. Llegaron al corral y la gallina se puso a escarbar en un montón de hojas nuevas, y allí estaban las espinas. La niña se alegró mucho, recogió los restos de su amigo y se los llevó para enterrarlos donde le había dicho el espíritu.
    Poco tiempo después, Arroz Partido tenía oro, joyas y vestidos tan bonitos como hubiera hecho falta para alegrar el corazón de cualquier muchacha.
    Cuando llegó el Festival de Otoño, la madrastra mezcló las judías pintas y las blancas que tenía separadas en dos cestos y obligó a la niña a quedarse para separarlas otra vez.
    - Mientras no hayas terminado de separarlas, ni se te ocurra ir a la fiesta.
    Entonces, la madrastra y su hija se pusieron sus más ricos vestidos y se fueron.
    Cuando se hubieron alejado, Arroz Partido pidió ayuda al espíritu, que se le apareció al instante, y con la rama de sauce convirtió a unas mosquitas en gorriones que inmediatamente se pusieron a separar las judías. Al poco tiempo, el trabajo estaba hecho. Arroz Partido se secó las lágrimas y se puso un vestido azul brillante y plateado. Ahora estaba tan hermosa como una princesa, y se fue al festival.
    Allí, la vio Paja de Arroz y empezó a hablarle al oído a su madre:
    - Esa dama tan ricamente vestida ¿no te extraña que se parezca tanto a mi hermanita Arroz Partido?
    La recién llegada, al darse cuenta de que la estaban mirando las dos con insistencia, echó a correr con tanta prisa que se dejó un zapato por el camino. Los guardias recogieron la prenda y se la llevaron al rey.
    El rey miró y remiró el zapato y dijo que jamás había visto obra de arte como ésa. Luego hizo probárselo a todas las mujeres de palacio, pero el zapato era demasiado chico hasta para las que tenían los pies más chicos. Entonces el rey mandó que se lo probaran todas las mujeres de la nobleza, pero a ninguna le calzaba. Al final, se hizo saber que la que pudiera llevarlo se convertiría en la primera esposa del rey, y, por tanto, en reina.
    Cuando se lo probó Arroz Partido, al instante apareció en el otro pie el otro zapato, y al mismo tiempo se la pudo ver con su vestido azul brillante y plateado, toda ella de una hermosura deslumbrante. Entonces fue llevada a la corte con una nutrida escolta y convertida en reina, y a partir de entonces fue muy feliz. La madrastra y Paja de Arroz no soportaban verla tan feliz, y la hubieran matado de no ser por su temor al rey.
    El día del cumpleaños de su padre, Arroz Partido fue a casa de su familia para celebrarlo con ella. Por entonces era costumbre portarse con los padres como un hijo obediente por muchos años que se tuviera y por muy alto que fuera el puesto que se tuviera en la sociedad. La astuta madrastra quiso aprovecharse de eso, y pidió a Arroz Partido que se subiera a una areca y trajera nueces para los invitados. La que ahora era reina podría haberse negado, pero, buena hija, obediente y deseosa de ayudar, se subió al árbol. Cuando ya estaba arriba, el árbol empezó a bambolearse.
    - ¿Qué estás haciendo? - preguntó Arroz Partido a su madrastra.
    - Espantar a las hormigas para que no te piquen.
    Pero la madrastra estaba dando golpes con una hoz grande, y siguió cortando el árbol hasta que se cayó, y con él cayó Arroz Partido, que murió al instante.
    - ¡Por fin nos hemos librado de ella! - clamó la madrastra -, y nunca volverá. Le diremos al rey que ha muerto por accidente y mi querida hija Paja de Arroz será la reina en lugar de ella.
    Y, dicho y hecho, Paja de Arroz se convirtió en la primera esposa del rey. Pero el alma pura e inocente de Arroz Partido no encontraba descanso, y se convirtió en un ruiseñor que empezó a frecuentar el jardín del rey, y allí entonaba melodiosas canciones.
    Un día, una sirviente estaba tendiendo la vestimenta real que llevaba bordado el dragón, y el ruiseñor empezó a cantar, y decía así:
    - ¡Ten cuidado con las ropas de mi señor imperial y no las rasgues poniéndolas en una planta con espinas!
    Y siguió cantando de una manera tan triste que al rey se le saltaban las lágrimas. El ruiseñor siguió cantando de tal manera que conmovió a todos cuantos lo oían. Entonces dijo el rey:
    - Delicioso ruiseñor: si de verdad eres el alma de mi amada, haz el favor de posarte aquí, en una de mis mangas.
    El pájaro fue derecho a una de las mangas, se posó en ella y frotó la cabeza en la mano del rey. Pusieron al pájaro en una jaula dorada cerca de los aposentos del rey, que se aficionó tanto a los hermosos y melancólicos cantos que pasaba el día junto a la jaula, se le humedecían los ojos, y el pájaro cantaba mejor que nunca.
    Paja de Arroz se puso celosa y pidió consejo a su madre. Habiéndolo recibido, aprovechó un día en que el rey tenía reunión con sus ministros para matar al ruiseñor, lo guisó para comer y esparció las plumas por el jardín imperial.
    - ¿Qué significa esto? - dijo el rey cuando volvió al palacio y vio vacía la jaula.
    Hubo una gran confusión, y todo el mundo se puso a buscar al pájaro, pero nadie lo encontraba.
    - Puede que se aburriera y se haya escapado al bosque - decía Paja de Arroz.
    El rey estaba muy triste, y como nada podía hacer, se resignaba. Pero una vez más, el alma sin descanso de Arroz Partido tomó forma material, y esta vez la de un árbol espléndido que sólo dio un fruto, pero ¡qué fruto!: era redondo, grande y dorado, y con un aroma muy dulce y delicioso.
    Pasaba por allí una vieja y, al ver un fruto tan hermoso, dijo:
    - Fruta de oro, fruta de oro, cáete aquí, en la bolsa de esta vieja, que te guardará y con gusto te olerá, pero nunca te comerá.
    Entonces el fruto cayó en la bolsa de la vieja, que se lo llevó a casa y lo puso en la mesa para disfrutar de su dulce aroma.
    Al día siguiente, al volver a casa después de sus andanzas, la vieja quedó asombrada viendo que estaba todo limpio y en orden, y que había una deliciosa comida caliente esperándola. Luego, ya de mañana, salió de casa, pero poco después volvió a hurtadillas para ver lo que estaba pasando, se escondió detrás de la puerta y se puso a vigilar. Al poco, vio una dama esbelta y hermosa que salía del fruto y que en seguida empezaba a hacer las tareas de la casa. La vieja corrió hasta la mesa y peló el fruto para que ya no pudiera esconderse en él la dama, que a partir de ese momento tuvo que quedarse allí y considerar a la vieja como si fuera su madre.28
    Un día, estando de cacería, el rey se perdió. Empezó a oscurecer, las nubes se cerraron y cuando ya empezaba a verse poco acertó a distinguir la casa de la vieja y se acercó a ella buscando cobijo. Como era costumbre, la vieja le ofreció  y betel.29 El rey se fijó en la delicada manera en que estaban preparadas las hojas de betel, y entonces hizo esta pregunta:
    - ¿Quién ha preparado este betel, que parece igual que el que preparaba mi amada reina?
    - Hijo del cielo: lo ha preparado mi humilde hija.
    Entonces el rey mandó que viniera la hija a su presencia. Ella se presentó ante él y se inclinó, y el rey se dio cuenta de que era su querida Arroz Partido, y los dos lloraron por el tiempo que habían estado separados. La reina fue llevada a la ciudad imperial, donde se le restituyó su rango, y Paja de arroz fue desdeñada por el rey.
    Entonces, Paja de Arroz pensó que de ser ella tan guapa como su hermana paterna se habría de ganar el corazón del rey, y le hizo esta pregunta a Arroz Partido:
    - Queridísima hermana: ¿qué he de hacer para ser tan blanca como tú?
    - Eso es muy fácil - le respondió la reina -: sólo tienes que bañarte en agua hirviendo y te pondrás muy blanca.
    Paja de Arroz le hizo caso, y murió escaldada.30 31

    La Cenicienta de Perrault[editar · editar fuente]

    El cuento de Perrault se publicó en la colección Cuentos de Mamá Ganso, o, literalmente, Los cuentos de mi madre la Oca (Les Contes de ma mère l'Oye).
    Cenicienta es la hija nacida del primer matrimonio de un noble rico. La madrastra de Cenicienta la obliga a vestir ropa vieja y sucia y a hacer casi todas las tareas de la casa, para así tener a la hija de su esposo por debajo de las suyas. De éstas, la menor es menos cruel con Cenicienta.
    Para casar al príncipe, se invita a las jóvenes del reino a un baile en el que el heredero del trono habrá de escoger esposa.
    Ilustración de Harry Clark para una edición de 1922 de los cuentos de Perrault: Cenicienta ayuda a sus hermanastras a vestirse para ir al baile.
    Cuando se van al baile las hermanastras, Cenicienta, que ha tenido que ayudarlas a vestirse, es obligada a quedarse en la casa. En medio de su desesperación, a Cenicienta se le aparece su hada madrina. Cenicienta le pide ayuda y el hada, haciendo uso de la varita mágica, convierte una calabaza en una carroza. Luego, los ratones, las ratas y las lagartijas de una trampa son convertidos, también por arte de magia, en lacayos, cocheros y caballos tordos. El hada roza con la varita mágica a Cenicienta, y entonces la ropa que lleva la muchacha se convierte en un vestido precioso. El hada regala además unos zapatos de cristal a Cenicienta para que los lleve al baile, pero le dice que tiene que volver antes de la media noche, porque si no, se deshará el hechizo.
    Cenicienta acude al baile, y allí es la más hermosa; ni siquiera las hermanas la reconocen. Antes de la media noche, Cenicienta se escabulle y vuelve a casa.
    Al día siguiente, Cenicienta vuelve al palacio para el segundo baile, y está aún más hermosa. Al empezar a sonar las campanadas de media noche, Cenicienta sale corriendo y pierde uno de los zapatos de cristal. El príncipe, enamorado de la muchacha, manda a un lacayo que la busque.
    Se prueba el zapato de cristal a las muchachas del reino, y a ninguna puede calzársele, pero a Cenicienta le calza con facilidad. En aquel momento aparece el hada y convierte el delantal de Cenicienta en un vestido maravilloso.
    Cenicienta perdona a sus hermanastras, que irán a su boda y se casarán el mismo día con dos nobles de la corte.

    Los Hermanos Grimm[editar · editar fuente]

    Traducidos a más de 160 idiomas en el mundo, los cuentos de los Hermanos Grimm constituyen un verdadero clásico de la literatura alemana.
    Jacob y Wilhelm Grimm se hicieron famosos a partir de su recopilación de cuentos de hadas extraídos de la tradición oral alemana. El mayor de los hermanos, Jacob, aportó su visión académica de filólogo, mientras que el menor, Wilhelm, agregó un estilo poético y literario a los relatos.
    Ambos escribieron los Cuentos de la infancia y del hogar (Kinder- und Hausmärchen, 1812) y las Leyendas populares alemanas(Deutsche Sagen: 1er volumen en 1816; 2º, en 1818).
    Nacieron en Hanau (Alemania) a finales de 1700. Pese a su diferencia de temperamentos - Jacob era disciplinado y austero, mientras que Will era sociable, romántico y soñador -, los Grimm trabajaron juntos toda la vida apoyados en su firme relación fraterna.
    En la actualidad, su obra literaria es parte fundamental de la cultura alemana, junto con la Biblia de Lutero y el Fausto de Goethe.
    La colección de cuentos populares de Jacob y Wilhelm Grimm supuso una ayuda intelectual durante la unificación política de Alemania. En aquel entonces, cuando aún no existía Alemania sino sólo pequeños estados disgregados, el libro Cuentos de la infancia y del hogar significó un punto de integración de la cultura alemana. Caperucita RojaCenicientaBlancanievesRapunzel,Hansel y GretelEl lobo y los siete cabritos... todos ellos revelan algo del carácter alemán, puesto que los cuentos no fueron inventados por los Grimm, sino que eran leyendas folclóricas a las que los hermanos dotaron de estructura narrativa humorística y fantasiosa a la vez. La colección, aumentada en 1857, reúne 210 cuentos y es conocida como Cuentos de hadas de los hermanos Grimm (Grimms Märchen).
    Durante la dominación francesa, los hermanos lucharon por su pueblo y su nación desde la lengua y la cultura. Por eso, se remontaron a las raíces estudiando alemán antiguo. De hecho, en el prólogo de su colección de cuentos populares declararon lo siguiente: «en todos estos cuentos se halla un mito alemán ancestral que se creía perdido».
    El objetivo, entonces, se convirtió en descubrir todo aquello que contribuyese a la formación de una conciencia alemana común. Los hermanos Grimm se convirtieron en los fundadores de lafilología alemana.32 Esa labor fue llevada a cabo mediante obras sobre leyendasmitosderecho antiguo, etimología y gramática.
    Aparte de los cuentos infantiles, su obra más trascendente fue el Diccionario alemán (Deutsches Wörterbuch), de varios tomos, realizado con la idea de que un idioma común forma y une a los pueblos.
    De todas maneras, ese espíritu patriótico no fue una especie de nacionalismo fanático. De hecho, apoyaron la independencia de Polonia y la lengua serbia, editaron poemas españoles y fueron miembros de varias academias extranjeras.
    Con su trabajo, lograron que en el mundo se consideren los cuentos de hadas como un producto típico alemán. Los manuscritos originales fueron declarados por la UNESCO patrimonio documental de la humanidad en el año 2005.

    La Cenicienta de los Hermanos Grimm[editar · editar fuente]

    Katharina Szelinski-Singer (1918 - 2010): Aschenputtel; estatua de caliza de la Cenicienta en la Fuente de los Cuentos de Hadas (Märchenbrunnen), en Von-der-Schulenburg-Park, del barrio berlinés Neukölln. La estatua se incorporó en 1970, tiempo de restauración de la fuente, que es obra de 1915 de Ernst Moritz Geyger (1861 - 1941).
    Un hombre rico enviuda, y su única hija va todos los días a llorar a la tumba de la madre.
    Tiempo después, el hombre se casa con una mujer que tiene dos hijas de rostro muy hermoso y corazón muy duro y cruel. Vienen entonces muy malos tiempos para la pobre huérfana: la madrastra y las hermanastras le quitan los vestidos y le mandan ocuparse de la limpieza del hogar, por lo que la pobre muchacha pasa a ser prácticamente una sierva que vive llena de polvo y cenizas, así que se dirigen y se refieren a ella llamándole Cenicienta.
    Un día, el padre va a ir a una feria y pregunta a su hija y a sus hijastras qué quieren que les traiga de ella. Las hijastras piden vestidos y sortijas; Cenicienta sólo pide una rama, que luego plantará al lado de la tumba de su madre y regará con sus lágrimas.
    Poco tiempo después, junto a la tumba ya hay un frondoso avellano. En él, acostumbra a posarse un pajarillo que concede a Cenicienta lo que le pida ella.
    Para que el príncipe escoja una muchacha y la convierta en su esposa, el rey invita a todas las jóvenes del reino a una fiesta que durará tres días. A Cenicienta le piden sus hermanastras que las ayude a arreglarse para ir al baile. Por su parte, Cenicienta pide asistir, pero la malvada madrastra se opone y se ríe de ella.
    En cuanto se queda sola en casa, Cenicienta se dirige a la tumba de su madre, y, debajo del árbol, pide un vestido y unos zapatos. El pájaro se los concede, y así Cenicienta puede ir al primer baile.
    Una vez allí, tan hermosa está que no es reconocida por la madrastra ni por las hermanastras. El príncipe, embelesado, baila toda la noche con Cenicienta. Pero antes de que termine la noche, ella escapa para no ser descubierta.
    La noche siguiente, el pájaro concede a Cenicienta un vestido aún más hermoso, sin olvidar los zapatos; y de nuevo baila Cenicienta toda la noche con el príncipe, y vuelve a escapar antes de ser descubierta.
    La tercera noche, el pájaro concede a Cenicienta unos zapatos de oro y un vestido más hermoso que los dos anteriores. En el baile, el príncipe, para evitar que Cenicienta vuelva a escaparse sin revelar su identidad, hace untar las escaleras con pegamento. Al escapar, Cenicienta pierde uno de los zapatos, que queda pegado en la escalera. El príncipe lo toma y decide buscar a la dueña de ese pequeño zapato de oro.
    Al día siguiente, el príncipe sale en busca de la muchacha. Cuando llega a la casa de Cenicienta, pide al padre que le traiga a sus hijas. Salen a presentarse al príncipe las hermanastras, pero no sale Cenicienta. La mayor se prueba el zapato, pero no le entra. La madre le dice que se corte dos dedos del pie, y la muchacha lo hace y luego, disimulando el dolor, sale con el zapato puesto, y el príncipe se marcha con ella. Pero dos palomas le dicen al príncipe que la muchacha que va con él no es la dueña del zapato. El príncipe ve la sangre en el pie de la muchacha y vuelve a la casa para probar el zapato en el pie de la hermanastra menor.
    Tampoco puede la hermanastra menor calzarse el zapato, así que la madre le dice que se corte el talón. La muchacha hace caso a su madre y luego, disimulando el dolor también, sale con el zapato puesto. El príncipe la hace montar en el caballo y se va con ella, pero vuelven las palomas y le dicen lo que ya le han dicho de la mayor.
    Otra vez ve sangre el príncipe, así que vuelve a la casa y pregunta si queda allí alguna otra doncella. El padre dice que tiene una hija más, pero que es imposible que sea ella la dueña del zapato, ya que va sucia y mal vestida, y no pudo acudir al baile. El príncipe insiste en verla, así que se la presentan y, al probarle el zapato de oro, calza éste perfectamente. Entonces, el príncipe se lleva a Cenicienta para desposarla.
    Durante la boda, las hermanastras son picadas en los ojos por las palomas, que así las dejan ciegas en castigo por su maldad.

    Con más detalle[editar · editar fuente]

    La esposa de un hombre rico enfermó y cuando sintió que su fin estaba cerca, llamó a su única hija junto a su lecho de muerte y le dijo: "querida hija, debo irme, pero cuidaré de ti desde el cielo. Te ayudaré cuando me necesites. Solo mantente piadosa y buena". Cuando dijo esto, cerró los ojos y murió. La niña iba a la tumba de su madre todos los días, y se mantuvo buena y pía. Llegó el invierno y la tumba se puso blanca de nieve; para cuando la primavera derritió la nieve, el hombre rico ya se había casado con otra mujer. Ella trajo dos hijas a la casa, junto con ella. Eran lindas, con lindas caras, pero malvadas y de corazón sombrío. Los tiempos se pusieron muy malos para la pobre hijastra.
    - ¿Qué hace esta inútil en el mejor cuarto de la casa? - dijo la madrastra -: que se vaya a la cocina. Y si quiere comer, tiene que ganárselo: que sea nuestra sirvienta.
    Le quitaron sus bonitos ropas y le dieron a cambio un viejo vestido gris y unos zapatos de madera, burlándose de ella, llevándola a la cocina. La pobre niña tuvo que hacer los trabajos más difíciles; tenía que levantarse antes del amanecer, cargar agua de la fuente, hacer el fuego, cocinar y lavar. Para colmo de males, sus hermanastras la ridiculizaban, y mezclaban alverjas con lentejas en las cenizas, y ella tenía que pasar todo el día escogiéndolas. En la noche, cuando estaba cansada, no había cama para ella y tenía que echarse junto a la chimenea, en las cenizas. Porque siempre andaba sucia de polvo y ceniza, la empezaron a llamar Cenicienta.
    Un día el padre se iba a ir a la feria del pueblo, y preguntó a las hijastras qué cosa querían que les trajera.
    -Lindos vestidos, dijo una -Joyas y perlas, dijo otra - ¿Y tú Cenicienta, qué cosa quieres? - Padre, tráeme la primera ramita que roce tu sombrero a la hora del regreso.
    Así, el padre compró lindos vestidos, perlas y joyas para sus hijastras. En el camino de regreso a casa, mientras cabalgaba por una quebrada, una rama de avellano le rozó la cabeza, echando a volar su sombrero. Entonces rompió la rama y la llevó con él a casa. Dio los regalos a las hijastras, y a Cenicienta le dio la ramita cortada. Cenicienta le agradeció, y fue a la tumba de su madre. Ahí plantó la ramita, y lloró tanto que sus lágrimas cayeron sobre ella y la regaron. La ramita creció y se convirtió en un bello árbol.
    Cenicienta iba a su árbol tres veces al día, para llorar y rezar. Una paloma blanca se paraba cada vez en el árbol, y cada vez que Cenicienta pedía un deseo, la paloma le alcanzaba lo que ella había pedido. Entonces, por esos tiempos, sucedió que el rey anunció una gran fiesta de tres días, con baile, donde el príncipe escogería una novia entre todas las chicas que fuesen invitadas. Cuando las dos hermanastras escucharon que ellas habían sido invitadas, se alegraron mucho. Llamaron a Cenicienta y le ordenaron:
    -Cenicienta, péinanos. Lustranos los zapatos y ponnos cintas en el pelo. Nos vamos al baile en el palacio del rey.
    Cenicienta obedeció, pero llorando, porque ella también quería ir a la fiesta. Le rogó a la madrastra que le diera permiso para ir.
    - Tú, Cenicienta? dijo la madrastra. Tú? Toda sucia y cubierta de polvo, tú quieres ir al baile? No tienes ni zapatos ni vestido, y así todavía quieres bailar!
    Ya que Cenicienta seguía insistiendo, la madrastra le dijo: -He esparcido una vasija de lentejas entre las cenizas para ti. Si las puedes recoger en dos horas, puedes ir con nosotras.
    La muchacha fue al patio y llamó:
    - Palomas, palomitas, todos ustedes pajaritos que vuelan bajo el cielo: vengan y ayúdenme!
    Las buenas, a la olla;
    las malas, al fogón.
    Dos palomitas blancas entraron por la ventana de la cocina, y las palomas torcaces, y las cuculís y todos los pajaritos del cielo entraron chillando y picoteando entre las cenizas. Movían sus cabezas y picaban, picaban, picaban. Todas las aves empezaron a picar, picar, picar. Pusieron todos las buenas lentejas en la olla. No se les escapó ni una.
    La muchacha llevó la olla donde la madrastra, y estaba feliz, pensando que ahora le permitirían ir al baile. Pero la madrastra dijo:
    - No, Cenicienta: no tienes ropa, y no sabes bailar. Todos se van a reír de ti.
    Cenicienta empezó a llorar, y cuando le dijo la madrastra:
    - Puedes ir si eres capaz de recoger dos tazones de lentejas de entre la ceniza para mí, en una hora.
    La madrastra pensaba que Cenicienta no podría hacerlo. La muchacha fue otra vez al patio y llamó:
    - Palomas, palomitas, todos ustedes pajaritos que vuelan bajo el cielo: vengan y ayúdenme!
    Las buenas, a la olla;
    las malas, al fogón.
    Dos palomitas blancas entraron por la ventana de la cocina, y las palomas torcaces, y las cuculís y todos los pajaritos del cielo entraron chillando y picoteando entre las cenizas. Movían sus cabezas y picaban, picaban, picaban. Todas las aves empezaron a picar, picar, picar. Pusieron todos las buenas lentejas en la olla. No se les escapó ni una. La muchacha llevó la olla donde la madrastra, y estaba feliz, pensando que ahora sí le permitirían ir al baile. Pero la madrastra dijo:
    - De ninguna manera. No vas con nosotras, porque no tienes vestidos y porque no sabes bailar. ¡Nos llenarías de vergüenza!
    Al decir esto, le dio la espalda a Cenicienta y partió con las dos altaneras hermanastras al baile. En ese momento, cuando no había nadie más en la casa, Cenicienta fue hacia la tumba de su madre, bajo el gran avellano, y llamó: - Menéate, sacúdete,
    arbolito de avellano
    dame oro, dame plata,
    menéate por mí.
    Entonces la paloma le arrojó un vestido de oro y plata, y unos lindos zapatos de seda y plata. Rápidamente Cenicienta se puso el vestido y partió al baile. Sus hermanastras y la madrastra no la reconocieron. Pensaron que era una princesa extranjera, porque se veía tan bonita en su vestido dorado. Nunca se iban a imaginar que era Cenicienta, porque pensaban que ella estaba envuelta en el polvo de la casa, buscando lentejas entre la ceniza de la chimenea. El príncipe se le acercó, la tomó de la mano y bailó con ella. Después no quiso bailar con ninguna otra. Nunca le soltó la mano, y si alguien venía a pedirle a Cenicienta para bailar con ella, el contestaba: es mi pareja de baile.
    Bailaron hasta muy tarde, y Cenicienta quiso volver a casa.. Pero el príncipe le dijo: iré contigo, yo te acompañaré", porque quería ver donde vivía la linda chica. Sin embargo, ella se escabulló y se escondió en el palomar. El príncipe esperó hasta que llegó el padre, y le contó que la chica desconocida había saltado dentro del palomar.
    El viejo pensó "¿se tratará de Cenicienta?" Hizo que trajeran un hacha y derribó el palomar, pero no había nadie adentro. Cuando entraron en la casa, Cenicienta estaba echada en las cenizas, vestida con sus viejas ropas. Un lamparín ardía en la habitación. Cenicienta había saltado rápidamente del palomar y había corrido al avellano. Ahí se sacó el lindo vestido y lo dejó sobre la tumba, y las aves se lo llevaron otra vez. Se vistió con su camisón gris y regresó a sus cenizas en la cocina.
    Al día siguiente, cuando el baile empezó otra vez, y sus padres y hermanastras habían partido otra vez, Cenicienta fue al avellano y cantó:
    - Menéate, sacúdete,
    arbolito de avellano
    dame oro, dame plata,
    menéate por mí.
    Y los pajaritos le entregaron un vestido todavía más bonito que el del día anterior. Cuando Cenicienta apareció en el baile con ese vestido, todo el mundo estaba impactado por su belleza. El príncipe había esperado a que ella viniera, e inmediatamente la tomó de la mano y bailó solamente con ella. Cuando otros venían a pedirle que bailara con ellos, él decía: "ella es mi pareja de baile".
    Cuando se hizo tarde, Cenicienta quiso irse. el príncipe la siguió, queriendo descubrir a qué casa se dirigía. Pero ella se escapó de él y entró al jardín detrás de la casa, donde había un hermoso árbol de peras. Ella trepó tan ágilmente como una ardilla entre las ramas, y el príncipe no supo adonde se había ido. Esperó hasta que vino el padre, y le dijo: "la muchacha desconocida se escapó de mí, y creo que se ha trepado al peral".
    El padre pensó: "¿Se tratará de Cenicienta?" Hizo que trajeran un hacha y derribó el árbol, pero no había nadie en él. Cuando entraron en la cocina, Cenicienta estaba echada en las cenizas, como de costumbre, ya que había saltado del otro lado del árbol y había corrido para devolver el vestido a la paloma en el avellano y vestirse nuevamente con su camisón gris. Al tercer día, cuando sus padres y hermanas de se habían ido, Cenicienta acudió otra vez a la tumba de su madre y le cantó al árbol: - Menéate, sacúdete,
    arbolito de avellano
    dame oro, dame plata,
    menéate por mí.
    Esta vez la paloma le tiró un vestido que era todavía más bello y deslumbrante que cualquiera que hubiera tenido antes, y los zapatos eran de oro puro. Cuando llegó al baile con su vestido, todos se quedaron atónitos sin saber qué decir. El príncipe solamente bailó con ella, y cuando cualquiera se acercaba a pedirle un baile, él les decía: "ella es mi pareja de baile". Cuando se hizo tarde, Cenicienta quiso irse, y el príncipe trató de acompañarla, pero ella se escapó tan rápidamente de él que no pudo seguirla. El príncipe, sin embargo, le había puesto una trampa. Había derramado resina por toda la escalera. Cuando ella bajó, dejó su zapato izquierdo pegado en un escalón. El príncipe lo recogió. Era pequeño y delicado, de oro puro.
    A la mañana siguiente, llevó el zapato donde el padre y le dijo:
    - Nadie será mi esposa, excepto aquella a la que le calce perfectamente este zapatito de oro.
    Las dos hermanas se pusieron contentas al escucharlo, porque tenían bonitos pies.Al lado de su madre, la hermana mayor se llevó el zapatito a su habitación para probárselo. No pudo meter su gran dedo gordo en él, ya que el zapato era muy chico para ella. Entonces la madre le dio un cuchillo y le dijo:
    - Córtate el dedo gordo. Cuando seas reina ya no tendrás que caminar.
    La chica se cortó el dedo gordo, metió su pie y se aguantó el dolor. Así, salió con el príncipe, que la montó a la grupa del su caballo como si fuera su novia. Sin embargo, mientras estaban pasando por la tumba, ahí, en el avellano, estaban dos palomas que cantaban: - Óyelo, óyelo bien:
    hay sangre en su pie
    el zapato le aprieta
    la novia está chueca
    Entonces él le miró el pie y vio cómo la sangre estaba chorreando. Dio la vuelta a su caballo y trajo a la falsa novia a su casa otra vez, diciendo que no era la indicada, y que la otra hermana debía probarse el zapatito. Ella se fue a su cuarto y metió perfectamente los dedos en el zapato, pero no le entraba el talón porque lo tenía demasiado grande. Entonces la madre le dio el cuchillo y le dijo: corta un poco de tu talón, cuando seas reina ya no tendrás que caminar. La chica se cortó un pedazo de talón, metió el pie al zapatito, se aguantó el dolor, y salió con el príncipe. El la montó a la grupa del caballo como si fuera su novia. Cuando pasaron bajo el avellano, las dos palomas sentadas, cantaron: Óyelo, óyelo bien: hay sangre en su pie, el zapato le aprieta, la novia está chueca. Entonces él le miró el pie y vio como la sangre estaba chorreando manchando sus medias blancas de rojo. dio la vuelta a su caballo y trajo a la falsa novia a su casa. " Esta no es la indicada tampoco", dijo. No tienes otra hija? No, dijo el padre. Solo hay una contrahecha y pequeña Cenicienta, hija de mi primera esposa, pero ella no creo que sea la novia. El príncipe le dijo que se la mandara, pero la madre respondió: "Oh no, ella está muy cochina. No la puede ver". Pero el príncipe insistió y tuvieron que llamar a Cenicienta. Ella primero se lavó las manos y la cara, y después fue y se inclinó frente al príncipe, quien le dio el zapatito de oro. Cenicienta se sentó en un banquito, se sacó sus pesados chanclos de madera y se puso el zapatito. Le quedaba perfecto. Cuando se paró, el príncipe la miró a los ojos y reconoció a la hermosa joven que había bailado con él. El gritó "ella es mi verdadera novia". La madrastra y las dos hermanas estaban horrorizadas y se pusieron pálidas de la ira. El príncipe no les hizo caso y montó a Cenicienta en la grupa de su caballo y partió con ella. Cuando pasaron bajo el avellano, las dos palomas blancas cantaron: Óyelo, óyelo bien: no hay sangre en su pie, el zapato no aprieta la novia es perfecta. Después de cantar, las dos palomas volaron y se posaron en los hombros de Cenicienta, una en el derecho, la otra en el izquierdo, y permanecieron ahí. Cuando se iba a celebrar la boda con el príncipe, las dos falsas hermanas llegaron, buscando congraciarse con Cenicienta y compartir su buena fortuna. Cuando la pareja nupcial entró a la iglesia, la hermana mayor caminaba a su lado derecho, y la menor a su lado izquierdo. Las palomas le sacaron un ojo a cada una de ellas. Más tarde, cuando la pareja salió de la iglesia, la mayor estaba al lado izquierdo, y la menor al derecho; entonces las palomas les picaron el otro ojo a cada una de ellas. Y así, por su maldad y falsía, las hermanastras fueron castigadas con la ceguera por el resto de sus vidas.

    La Cenicienta abenaki[editar · editar fuente]

    En América del Norte, entre los indios abenaki se cuenta una historia parecida a la de la Cenicienta que no se sabe si es anterior o posterior a la colonización europea.
    Es como sigue:
    La tercera hija de una familia pobre es entregada a otra de alfareros. A la niña se le asigna la tarea de cuidar del fuego, y, de tanto acercarse a la llama para avivarla, acaba por tener la cara llena de quemaduras, por quedarle muy poco pelo y por llevar siempre la ropa tiznada de hollín y de ceniza.
    Un príncipe busca una amada, y se dice de él que es muy hermoso, pero es invisible. Su hermana, que hasta ahora es la única capaz de verlo, va anunciando por los poblados que el príncipe se casará con la muchacha cuya mirada también alcance a distinguirlo.
    Las dos hermanastras de la cuidadora del fuego, mayores que ella, fingen haber visto pasar al príncipe en una barca que todo el mundo ha visto sin ocupante, y en seguida son desenmascaradas.
    Con una ropa hecha de corteza de abedul, la cuidadora del fuego se acerca y alcanza a verlo. La hermana del príncipe entrega un peine a la muchacha y le dice que lo use. La hasta entonces desventurada ya está calva, pero al pasarse el peine por la cabeza, le vuelve a crecer el pelo y se le quitan las quemaduras de la cara.
    La muchacha y el príncipe se casan, y vivirán felices con la hermana de él.

    Una canción inspirada en el cuento[editar · editar fuente]

    El cantautor canadiense Roch Voisine (n. 1963) compuso una canción inspirada en este cuento de los abenaki: La Légende d'Oochigeas (La leyenda de Oochigeas), que se publicó en su álbumde 1993 I'll Always Be There (Siempre estaré ahí). El artista hizo una versión en francés y otra en inglés.33 34 «Oochigeas» es el nombre del personaje del cuento y de la canción, y significa «Marcadita» (por el fuego).

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